miércoles, 14 de julio de 2010

Ultratumba es rock sin tregua

Página Demo de El Telégrafo del 03 de mayo de 2008


Nunca es tiempo perdido si se lo dedica al rock, y la violencia musical o verbal jamás son excusas para entrar en él. Eso lo tiene claro Ultratumba, con su música explícita en todos los sentidos y reñida con las buenas costumbres. Cargada de pesada realidad, sin mañana con canciones tristes. Mas bien, sus temas semejan noches saturadas de emociones tremendas.
El mensaje es clarísimo: Por favor apártense y no molesten, hay unos hombres trabajando en esta banda para ganarse respeto; si no lo hacen, vienen los insultos. No hay más.
Esto no es un filete que se puede pedir a término medio, o cocido tres cuartos. Con Ultratumba hay que tomar postura: con ellos, batallando en las trincheras, poniendo el pecho para recibir los agravios, o contra ellos, disparando toda suerte de frases disgustadas. Es que la música de este grupo provoca, confronta y sobre todo molesta, ataca y no descansa.
Las palabras de su vocalista y bajista Omar Sotomayor: “Para qué quiero yo este tonto público”, sirven para ilustrar muy bien la posición de la banda; “Estamos contra todos y contra nosotros mismos”. Saboteador de sí mismo. Directo y claro explica que los músicos que se respetan no pueden tomar demasiado en serio sus propias creaciones. Es como para volverse loco.
Y en ese vaivén de emociones encontradas los “Ultra” no están para claudicar frente a nadie. No hay doblar de rodillas ni siquiera en el escenario para amagar con un tema.
La banda ha pasado por diferentes formaciones de las cuales sobreviven Omar y Paolo Toret. Ellos piensan que Ultratumba ha durado demasiado y desean rematar con un buen final, pero, mientras tanto aguantan bien.
Sin lámparas ni luces pirotécnicas, sin teclado y sin coros femeninos. Metiendo sus letras sin consideración, martillando el oído de aquellos que se arriesgan con sus composiciones mundanas, llenas de humor, ridículamente deliciosas y morbosas. Por favor, abuelitas, no las escuchen. Absténganse también aquellos de oídos delicados y sensibles.
Los demás son bienvenidos a esta experiencia que apareció por vez primera en 1996. Tocaron en una terraza de Sauces 2, en donde el rock calentaba las azoteas y las cabezas de cientos.
De los recuerdos están Inés en la guitarra. Omar era la batería. Óscar Aníbal ponía la voz. Carlos “el abogado” Ruiz sometía con el bajo. De aquello queda casi nada. Por Ultratumba han pasado algunos buenos músicos. La cosa devino en trío y, para que lo sepan sus seguidores, Omar hasta tocó la guitarra en alguna noche extraviada, y en El puerto Rock del 96 en el Albotenis despedazó la batería.
En la Fiesta de la Música, organizada por la Alianza Francesa, en el 2000, Omar se estrenó como vocalista. Luego de escuchar al grupo Supernébula dijo: “Si Raúl Rueda canta yo también”. Reconoce que fue puro atrevimiento.También para la historia y los fans que coleccionan anécdotas, dice Omar que su mamá escogió el nombre de Ultratumba de una lista que le propusieron. Antes llamaron Molotov, Carajo y otras flores.
Entre los recuerdos más importantes de la banda está cuando abrieron para Animal de Argentina. Algo memorable que los empujó a continuar con la “desgracia”, como la llaman ellos.
Nunca los invitan a nada oficial, pero tocaron en el auditorio del Banco Central en Guayaquil para decirle a la juventud que son el perfecto ejemplo de lo que no se debe ser. Todo parece una broma.
Ultratumba es punk, grunge, o sea rock de la calle. Para muestra está el disco “14 cañonazos no bailables” donde aparecen “El ofrecido”, “Por un par de cervezas bailo”, “Juntos de la mano”, “Linda la chola” y “Satinic song # 2”. Un agradable disparate.

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