jueves, 15 de julio de 2010

Jefe Vergara se pone duro

Demo del 17 de enero de 2009


El titular le cae bien a este músico guayaquileño, porque dice que este año su disco entrará en la historia del Ecuador. Aunque por ahí sacó un demo, esto que se viene es su material duro. Además, ya le está metiendo candela a su segundo larga duración, “para que nadie se quede quieto”, dice guitarra Fender en manos y mirando directo.
Juan Carlos Vergara explica que a él no le gustan los músicos aguados, por eso se tardó un tiempo en amalgamar su banda, y también en definir el estilo con el cual desea que conozcan internacionalmente a este producto que se llama El Jefe Vergara. La banda la forman también el guitarrista Antonio Vergara, Giancarlo Guzmán en batería, Víctor Andrade en teclados y el DJ Diego Salvador. Un grupo que sobre el escenario suena poderoso, es dueño de una presencia impactante y que establece una relación directa con los espectadores.
La presencia del DJ les agrega matices y color a las composiciones de Juan Carlos. Intentando una definición de su música, Vergara dice: “El término pornotrónico define bastante lo que estoy haciendo. Lo de porno creo que lo he comprobado cuando toco, porque las chicas se ponen cachondas, lo electrónico es la parte moderna, contemporánea y obviamente la fusión con el rock es otro elemento que le da a mi música algo más propio y personal”.
Los hermanos Vergara pasaron casi dos años por el conservatorio y desde niños estuvieron envueltos en la música, ya que su madre es soprano. Juan Carlos reconoce que el conocimiento teórico le hace falta a cualquier músico, aunque la libertad creativa siempre es buena. A él le sirvió escuchar rock clásico representado en grupos como Led Zeppelin, The Who, Pink Floyd, Deep Purple. “Desde pequeño, analizaba los sonidos y los arreglos; así aprendí, nadie me dijo que tocara de determinada manera, tuve que desarrollar el oído”, dice.
En el disco que ya tiene listo hizo los arreglos y toca teclados, batería, guitarra y grabó las secuencias. Su música no es densa, es alegre y fácil de digerir. Estima que los músicos tienen la obligación de tener libertad interpretativa.
También dice, sin rebuscarse, que Giancarlo Guzmán es una bestia en la batería y el rock sencillamente es el mejor de Guayaquil. “Lo que me llamó la atención de él es que no solo improvisa, sino que, aunque suene raro, hace melodías con la batería, como que canta con sus cambios de ritmos, lo cual no es común en un baterista”, dice reconociendo la labor de los músicos que lo acompañan.
Antonio es un rockero nato, es ingeniero de sonido y colabora en la elaboración del disco. Es el músico que más sobresale de la banda, el que pone el show. Víctor Andrade, que compone, toca la guitarra y canta con Niñosaurios, es muy versátil. “Tiene experiencia, seguridad y cancha suficiente para ir adelante en cualquier lugar”, reconoce.
Juan Carlos canta en su banda y toca un bajo sin trastes, que es como tocar un violín. Con Antonio mantiene una química perfecta, han desarrollado música juntos y compartido la carretera.
Juan Carlos llegó al bajo por necesidad, como el 80% de los bajistas. “De peladito tenía una banda con mi ñaño y otros panas. Yo tocaba segunda guitarra, hasta que el bajista se fue a los Estados Unidos y me vendió el bajo. Entonces tuve que aprender solo”.
Para Vergara la escena musical guayaquileña está mejor que nunca. “Ya hay un movimiento profesional. Antes se veían bandas que sonaban a escuela.
Ahora se aprecia un buen desarrollo. Estamos muy cerca de que alguien despunte totalmente a nivel internacional. Lo que falta son productores locales”, dice. Por eso ahora desea dedicarse a su proyecto y quitarse otras distracciones musicales.

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