jueves, 15 de julio de 2010

El Encierro deja su cárcel

Demo del 10 de enero de 2009


La buena noticia para los rockeros es que la banda El Encierro anda libre. No hay prisiones, por ahora, que impidan a Gico Granda, Luis León y a Jorge El Gordo Cabezas, cantar su libertad. La música de El Encierro no suena a pretensión, nada rebuscado, ni elaborado; no dice, “yo soy chévere”, ni “yo soy más bacán que tú”. Gico Granda, vocalista y guitarrista explica: “Tiene que ver con tocar la música como se siente. Rock and roll, pero con espíritu grunge y mucha sencillez”.
Luis León cuenta que antes se llamaban Ómnibus, pero la alineación se cambió por Gico Granda, cantante que llegó de Emjayel, El Gordo Cabezas, que junto a León, vino de Los Hijos de la Valienta. Ómnibus surgió de los restos de esos dos grupos. Luego arribó Ignacio López (guitarra de Emjayel) y surgió El Encierro.
Con la fuerza de sus años juveniles y amparados por el hervidero que era Sauces 2 en los noventa, sacaron canciones de lo que vivían personalmente en esos días. “El contenido de las letras era producto de un estado de vagancia extrema. De no hacer nada teníamos estrés”, dicen riendo Granda, León y Cabezas. “El nombre corresponde precisamente a que pasábamos encerrados tocando desde las 08:00 hasta las 24:00”.
De los fuegos de esa cocina quedan muchos recuerdos ante los cuales es imposible no sonreír. “El barrio estaba caliente, andábamos sin miedo y con muchas ganas de hacer música propia; era un infierno chévere”, dice cabezas.
Gico reconoce influencias de Blid Melon y Led Zeppelin. “Me gusta cantar con un tono alto, agudo, en una onda Robert Plant de Led Zeppelin”, dice. Cabezas es más contemporáneo, nació con el grunge. “Las baterías de esa época son groseras, grotescas, fuertes y me gusta esa nota”. Luis León, para explicar su estilo en el bajo dice: “Me agrada mucho el bajista de Led Zeppelin, John Paul Jones; el de Rush, Geddy Lee y también Chris Squire de Yes”.
Los integrantes de El Encierro dicen que los músicos siempre quieren tocar, esa es su gran necesidad. A ellos los une un pasado común que es el Saustock. Aunque no tocaron en el primero juntos como banda, la anécdota de lo que luego sería el festival es de relato obligado.
Luis León lo recuerda así: “La primera tocada la hicimos en una tarima con cañas que robamos de una construcción, ahí colaboró toda la gente del barrio. Al día siguiente el guardián de la construcción destruyó la tarima y se llevó las cañas. Debido a nuestros ruego las regresó”. Ese fue el germen del primer Saustock. Algo rudimentario que ni siquiera se llamaba así, pero que surgió del virus por querer hacer música de autor con una propuesta local, sin seguir la línea de los covers.
Dice Gico: “El Encierro es un grito de escape al mundo cotidiano, al trabajo, a la familia. Es ir a reventar y hacer lo que nos gusta. Al rock no se renuncia, nos inventamos el tiempo para hacer nuestra música, a pesar de trabajar en cosas que no tienen nada que ver con esto”.
Para la banda son imperdibles canciones como Chiro y sin camello, No puedo dormir, No te importo, La lengua viborosa. “Muchas de esas composiciones se hicieron cobijadas por la noche, compartiendo madrugadas, alcohol y Royal Crowne Cola”, recuerdan.

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