miércoles, 14 de julio de 2010

De Manabí llegan Los Pescados

Página Demo de El Telégrafo del 05 de abril de 2008

Con el nombre de Los Pescados tocaron por primera vez en la loma de Crucita, Manabí, la última noche del 2005 y comienzos de la madrugada del 2006. También la ocasión inicial que se atrevieron con temas propios fue en Crucita, según ellos en un bar de mala muerte, que resultó ser de buena suerte, porque fue el impulso definitivo para dejar atrás los covers. En ese momento solo estaban 12 panas que soportaron con los dientes apretados seis canciones maltrechas.
Antes habían pasado diez años compartiendo desventuras, música, noches, otras bandas, desencuentros y tocadas que fueron construyendo la red del rock en donde quedaron atrapados los peces Nelson Coral (guitarra + voz y ruidos) y Juan Fernando Andrade (batería), quienes se conocieron en el colegio, cuando Andrade andaba por los trece años y no pensaba ni en llegar a pescadito.
Se definen como los sobrevivientes de una saga de rockeros frustrados en Manabí. Empezaron con la infaltable banda del colegio que se llamó Noise, donde hacían covers de grounge (Nirvana, Stone Temple Pilots, Pearl Jam, Sma-shing Pumpkins). Nunca tuvieron éxito, pero insistieron, a pesar de que en sus tocadas el público era escaso.
Luego de terminar el colegio se reencontraron en Quito y conformaron Vereda Blues con otra gente de Manabí. Andrade estudiaba cine en la San Francisco y se dedicó a eso, mientras Coral siguió tocando con el grupo Los Confundidos en sótanos y tugurios en la zona quiteña de La Mariscal.
Cuando decidieron convertirse en dúo tenían mucho miedo, ahora estaban solos y la vida musical que llevaban se transformó radicalmente. "Mi manera de tocar batería cambió porque ya no podía funcionar para un bajo", dice Andrade.
Luego pasaron por la ineludible experimentación buscando la mejor costura para arreglar las doce canciones que están en el disco "El año del pescado" presentado en septiembre del 2007.
En la placa destacan "Todos me miran", "Negocio", "Todo el día", "El muerto". Esta no es música para adolescentes enamorados, no está adornada por acordes excesivos, ni hay arreglos con sabor a caramelo. Son composiciones tratadas con fuerza y sonido de garaje, ásperas, manejadas con intención para que los sentidos no se queden quietos, para que el espíritu no descanse en paz.
Los espacios en la música de Los Pescados se distribuyen de una manera distinta. Al no tener un bajo, el bombo no tiene que ir ligado a nada, es sonido que cierra puertas, pero abre muchas ventanas.
Los roles están bien definidos, Coral es el rockstar y Andrade es el poeta ebrio. Siempre quisieron realizar música y no entienden porqué se demoraron tanto, lo que hacen es una campaña permanente por ser ellos mismos, fuera de la otra vida de empleados que también llevan.
No son urbanos-marginales y no tienen resentimientos contra la sociedad, aunque si el Ecuador fuera un disco ellos con seguridad estarían en el olvidado lado B.
Aceptan las influencias del baterista Dave Grohl, quien tocaba con Nirvana. Andrade dice que lo impresiona por la forma como ensamblaba todo tan sólidamente, sin amagues y sin parecer un pulpo, es su personalidad la que define todo, también en esa línea está Ringo Star de The Beatles.
Coral reconoce que Jimi Hendrix ha sido su guía para su aventura guitarrera. Andrade es el que arma el ambiente, acompaña el ritmo con el corazón; pretende ser el que marque la atmósfera para que la guitarra de Coral pueda perderse en el ambiente diseñado por ambos y deleitar al público, porque siempre es mejor escucharlos en vivo.

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