viernes, 16 de julio de 2010

Cabaré trae rock y fiesta

Demo del 17 de julio de 2009



Cabaré tiene una historia escondida, pero no tiene nada que ver con algún hecho bochornoso. Esta banda guayaquileña despega con un disco donde los detalles han sido cuidados profesionalmente. Sus integrantes dejan claro que no les gusta el fracaso y abordan el dato de la música con seriedad, pero con la alegría de saber que están enrumbados por buen sendero.
No son solo palabras. El grupo lo demuestra con acciones. Por eso ya tiene su primer video del tema Temporal, realizado por el cineasta Michael Endara y producido por la Escuela de Cine de Guayaquil. Ahí se cuenta la historia de un joven que vivió en 1900, quien se encuentra en el bosque a una extraña chica, llorando porque ha perdido su muñeca. Este encuentro desencadena vampirismo, erotismo y un trágico final.
Cabaré está integrado por Mayckol Ureta en la voz, Miguel Ochoa trabaja en guitarra, Juan José Ferreccio pone el bajo, y Juan Carlos Zúñiga en la batería. Zúñiga se incorporó en el proceso de grabación del disco, luego de la salida de Francisco Córdova por inconvenientes laborales.
El primer sencillo que introdujo la banda se llama Cuando ya no somos; este tema también viene en Cabaré Clausurado donde aparecen las canciones Caída libre, Botellas vacías, Temporal, Hay amores, Tres tiempos y más para llegar a un total de once. El disco se vende en los almacenes Musicalísimo de Guayaquil, Quito y Cuenca.
Cabaré hace un rock que no asusta, ni mete miedo. Divierte. Se apoya en la frescura manejada con acierto por la guitarra de Ochoa. Su propuesta es sencilla y sin rebuscamientos, pero no abandona la esencia de lo que es el rock clásico. A eso le suma toques modernos y otros elementos del pop para que las melodías encuentren oídos y no se extravíen en la oscuridad ni en odiseas extrañas.
Su estilo es de Cabaré. Tiene nombre propio y sorprende por el nivel profesional con que sus integrantes proponen su trabajo. En suma es rock ecuatoriano que puede pararse en cualquier escenario sin esconder el rabo entre las piernas, ni amedrentarse por nombres y países.
El grupo desea dejar su huella con un espectáculo que recuerda al cabaret antiguo, como aquellos que reinaron en Cuba y México, donde todo era una especie de fiesta que se apoyaba en la música, el baile y el teatro; la banda le agrega a la escena videos experimentales de cine arte concebidos por los mismos integrantes. Pero donde lo más importante es la música.
Tres meses le dedicaron al proceso de grabación del disco Cabaré Clausurado que fue masterizado en Florida, pero la producción total representó un año. El guitarrista Miguel Ochoa dice que el proceso también se llevó a sus novias, pero el grupo encontró otras cosas valiosas. Ahora solo queda potenciar la música a través de un trabajo de calidad.

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