jueves, 15 de julio de 2010

Niñosaurios tiene su plan

Demo de El Telégrafo del 30 de agosto de 2008


Es un trío que se divierte y la pasa muy bien. Sobre todo en el escenario. Cada uno con su personalidad y su estilo definido. Van de a poco, lentos, pero sin torpezas y sin exageraciones ridículas y tontas; sin rebuscarse demasiado y ofreciendo música honesta que mantienen dentro de sus posibilidades expresivas, logrando algo que en la música es capital y sirve como un cheque de garantía a la hora de pasar la factura, sonido propio e identidad.
De ahí se alimentan y parten para dejar su marca y sello personal en el Puerto ‘Kill City’, Víctor Andrade, Ricardo Pita y Aldo Macchiavello. Los tres saben y cimientan su trabajo en argumentos que ya son una característica personal, a pesar de, como reconoce Andrade: “musicalmente todo está inventado y las melodías pertenecen al mundo”.
La vibra del grupo viene de esos años compartiendo en el barrio. Son ‘panas’ desde: “pelados”, dice Ricardo Pita, que apegados a un gusto, una idea y la necesidad de comunicarse encontraron en lo que decidieron llamar Niñosaurios. Son niños que se han convertido en saurios en la gran aventura de la música, sin nada más que su talento como respaldo.
Se juntaron hace dos años a trabajar como banda y empezaron a tomarse los lugares de Guayaquil. Un año antes grabaron un demo que quedó sonando en las cabezas de los afiliados a su estilo y no se pudo hacer más porque Andrade se fue a Perú, Pita viajó a Argentina y Macchiavello se refugió en Esmeraldas.
Ese demo gustó mucho y el sonido Niñosaurio viajó por los oídos de Kill City sin necesidad de promoción, publicidad o propaganda. Las lenguas hablaron bien, el demo se escapó del control y la gente de la movida guayaca empezó a reclamar por ver a los ‘niños’ en vivo.
Víctor Andrade es el compositor, vocalista, guitarrista y tecladista cuando desea, también colabora con la banda del Jefe Vergara. Sus creaciones son la respuesta de su imaginación. Le gusta inventarse vuelos y meterse en personajes que no son él. Hace canciones sobre prostitutas que son fantasmas que están colgados en las veredas de una ciudad obscura; sin embargo, Andrade asegura que nunca ha estado con una prostituta.
Los temas Un día como todos los demás, Los chifles, Cabra o Malnacida, son invenciones que Andrade comparte con sus compañeros; ellos respetan y aprueban el genio creativo que su vocalista propone. Son trabajos que contienen una carga emocional y su respectiva dosis de pasión, sin dejar de lado la ternura e inocencia que puede haber en un saurio-bebe.
Partiendo del nombre se encuentran los dos extremos que conducen su música y que para ellos representan la esencia de lo que quieren mostrar: lo nuevo y lo viejo; estos elementos se amalgaman de buena manera y de ahí sale un producto bien estructurado, con el rock progresivo como bandera y arropado por toques de funk y jazz.
A decir de los que han seguido a esta banda desde sus comienzos, ahora están más rockeros. Se puede decir que han dejado atrás la influencia argentina y mexicana en las cuales se refugiaron en su infancia musical.
El bajista Ricardo Pita, que estudió música dos años en Buenos Aires, recomienda a sus seguidores que esperen el disco en el cual están trabajando. Dice que lo mejor de Niñosaurios aún no aparece, y hay nuevos arreglos para los viejos temas. El trío sabe a lo que juega y no quiere caer en ambigüedades, están bien compenetrados y ahora han decidido apostar por un nivel más profesional.

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