viernes, 16 de julio de 2010

Los Nietos ya crecieron

Demo del 30 de octubre de 2009


Un día, casi noche, Los Nietos llegaron para una tocada en el Heineken de Guayaquil; estaban acompañados por Los Pescados de Manabí. Lo normal era verlos riendo y pasados de revoluciones. Muchos de sus amigos los recibieron con abrazos y trago; era lo indicado porque los guayaquileños se habían ido a la capital en busca del espíritu del rock and roll.
Y según ellos lo encontraron. Se instalaron en una casa pequeña de Guápulo dejando la familia, los temores y viejos fantasmas en Guayaquil. Le apostaron fuerte a la música. Jugaron y ganaron en una suerte de ruleta rusa que incluía mucho, sobre todo una cantidad extraordinaria de juerga.
Esa tocada en Guayaquil fue un desastre que ni el rock ni la amabilidad de Los Pescados pudo salvar, porque el baterista de Los Nietos se durmió mientras tocaba la tercera. Fieles a su reputación se habían excedido en la fiesta que habían montado en la carretera. Tito Haensel, voz y guitarra del grupo, pidió disculpas y prometió volver con todos los fierros.
Al Heineken no volvieron, pero a Guayaquil sí. Volvieron cargados de energía y un demo que se cocinó en el Puerto y maduró junto al volcán. Su gente reconoció ese trabajo con el nombre de Ya no hay chance. Un disco limpio que cuando lo tocaban en vivo se ensuciaba y se volvía más comprensible para sus seguidores con el dato rock que la banda exuda por cada poro.
De esos Nietos ya no está la batería de Andrés Caicedo. Quedan Tito Haensel, la guitarra de Jorge Luis ‘Harry Potter’ Mora y el bajo de Santiago Pages; más Bastián Napolitano, que en los días del desastre andaba por Cuba estudiando percusión.
Estos Nietos ya crecieron. Hoy están aquí en Guayaquil, pero ya acumulan harto recorrido. La banda pasó por el QuitoFest y visitó algunas provincias. Sumó presentaciones y metió su potencia. Ahora también tiene un vídeo del tema Nada más.
Su música vive en un toque de frescura, que en realidad es el estilo de Los Nietos, su huella digital y credencial que los identifica por donde sea que se arrimen. Ese estilo descansa sobre el blues y por supuesto el rock, pero sin esa estridencia que algunos consideran tan necesaria para componer una canción.
Puede ser que la simpleza sea mal entendida como falta de talento, si embargo, Los Nietos nos entran en esa categoría porque la sencillez de su música es algo que puede producir urticaria a algunos que necesitan el adorno excesivo para sentir que una canción vale la pena.
Su música bebe de la vieja escuela y comulga con la frontera urbana. Engancha y no se diluye en repeticiones odiosas. Está cimentada en una que otra base latina y vieja al sur del continente, donde bebe en las aguas de Soda Stereo y de un Buenos Aires que condensa la forma de vida del pueblo argento.
En Los Nietos hay calidad y ellos se arriesgan porque han quemado demasiadas noches y cigarrillos en bares donde curtieron el espíritu. El viaje no los venció, pero el paso por el infierno dejó profundas marcas en la concepción que tienen de la vida.
En realidad no son los nietos, sino los hijos de reconocidos músicos ecuatorianos: Ernesto Haensel, guitarrista de banda guayaquileña Los Corvets, y del compositor Héctor Napolitano.
Tito inició sus estudios en casa con su padre. Además de su instrucción musical en el conservatorio nacional y otros particulares ha trabajado como profesor de música. Santiago Pages desde muy joven se interesa por la música, estudiando en varias instituciones nacionales y en el exterior. Ha formado y ha sido parte de varias bandas.
Jorge Mora es graduado del Instituto de Música Contemporánea de la Universidad San Francisco de Quito.
De su disco destacan Mañana y Nada más, sin embargo los temas Mejor y Respirar no pierden presencia.
También hay opciones con canciones como Hombre bala y Bossa, donde La voz de Tito Haensel se percibe con la nitidez y claridad que siempre es necesaria en este estilo. El impulso de Los Nietos está maduro y es hora de observar su aplomo en vivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario