viernes, 16 de julio de 2010

Luis Rueda sirve su caldo

Demo del 27 de junio de 2009


Este caldo de Rueda está espeso. Sobrecargado de rock. Tiene su hueso carnudo. Alguien podría ponerle más aderezos, sin embargo, no los necesita. Tiene y le sobra energía, fuerza y presencia. ¿Para qué más? Dos años de componer, grabar y dar vida a este nuevo trabajo discográfico. Él lo dice: “El caldo está listo y servido”. Ahora hay que devorarlo pasando por alto algunas buenas costumbres.
Luis Rueda y el Feroz Tren Expreso, banda con la que trabajó toda esta etapa solista no tan solista, han logrado un disco cargado de rock, del buen rock al que Rueda y sus secuaces de turno ya tienen acostumbrados a sus seguidores. Son diez temas donde la maldad se encuentra intacta, donde la irreverencia predomina en cada letra. El Caldo de Cultivo es justamente el extracto de años de trayectoria, de búsquedas y desencuentros, de emociones y cuestionamientos, y de alguna que otra gota de sangre.
El caldo fue cultivado desde su concepción como un trabajo experimental, grabado en el corazón físico de La Burbuja, como autodenominó el propio Rueda a su departamento, cubil bohemio, artístico, multiusos, sala de ensayo, reducto noctívago y destino presagiado de grabación. La idea inicial y punto de partida que motivó registrar este álbum allí, fue absorber la energía y las sensaciones que este fantasmagórico inmueble ofrecía. Con tiempo de sobra, sin presiones, sin relojes, con largas noches, algunos tragos y mucho rock and roll, se cocinó el caldo.
Por eso es que Rueda manda a las abejas al panal, a las ovejas al camal y a las cabras al baúl. Prefiere ir en su nave que en un ataúd e inventar su propia historia sin copia, pero con mucha tacha y todavía más enmendaduras. También mete alguna que otra puteada para dejar en claro su posición respecto a ciertos temas que le carcomen el alma.
En el viaje luce cada vez más desencantado. Y el tren parece a punto de descarrilarse. Dice: “Hay un problema enorme de comunicación y eso termina arruinando todos los inventos. Nuestro medio carece de creatividad, de intenciones serias, donde cualquier intento artístico está más supeditado al factor económico que al arte en sí, y se ha llegado a generar una costumbre de medir las cosas solo por su éxito. Si no tiene éxito no vale”.
Es contundente y piensa que la gente no tolera que uno tenga su propia fe, y para muchos es una joda loca ir como borregos al son que les tocan. Por eso cuida con gran devoción su mala reputación y prefiere ir por la vida sin hipocresías. “Me parece abominable el hecho de que con un trabajo serio y constante de años, llegar a un séptimo disco y ser puesto en una cartelera de un periódico después que te hacen una entrevista de una hora y media. Para qué mierda me hacen ir a un periódico donde ni siquiera pueden poner copy y paste al boletín que se les envía”. No lo dice para parecer incendiario, pero desea aclarar que su canción El pelo quinto (Los maestros del amor) hace rato que no la toca en sus conciertos, y es una etapa más que superada.
Hoy vuelve Rueda con el Feroz Tren arrasando los caminos. Lo acompañan Dandabass en el bajo, el ruso Sasha en el trombón y en la batería alternarán Juan José Ponce y Christian Freire. Esta será la banda base para disfrutar de un noche llena de invitados y de un lanzamiento que Rueda califica como imperdible.
Lo que realmente importa es que está aquí con su séptimo disco. Y aunque admite que alguna vez siente que se le van las fuerzas de tanto luchar contra la estupidez y la ineptitud de muchos, no va a renunciar a la música. Deja como corolario que lo desea todo en vida. “No quiero que después de mi muerte me hagan notas, ni me den páginas. Es ahora que necesito y exijo el respeto que merezco como músico serio y profesional”.

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