jueves, 15 de julio de 2010

Satori ilumina el escenario

Demo de El Telégrafo del 09 de agosto de 2008


Satori nació en 2005 y en algún momento tuvo vocalista femenina; también, en un lapso, fue un trío, aunque sin tanto ‘power’ como en estos días. En los inicios la banda tiraba más para la onda psicodélica con composiciones alargadas que no tenían un tiempo muy marcado y daba posibilidades para volar y meter improvisación; esto hacía que algunas canciones se extraviaran un tanto.
Eso ya quedó atrás, ahora la banda va por un camino más rockero y mucho más contundente. La fuerza, sobre todo, viene de las dos guitarras, de Alfredo Jaramillo, que también es el cantante, y de Gabriel Luque, a ellos se agrega el salvaje batero Aldo Maquiavelo, que se divide y también participa con Los Brigante y Niñosaurios; y el aporte medido y preciso en el bajo de Rafael Parducci, el último en unirse al grupo. Esta formación funciona desde 2007 y la experiencia de apreciarlos en vivo dice que los cambios que ha dado la banda fue una decisión adecuada.
Jaramillo y Luque son los iniciadores y tocan juntos desde hace quince años. Crearon Satori para sacar los ángeles y los demonios que tienen adentro. Ellos son los compositores y han intercambiado el bajo y la guitarra en repetidas ocasiones, pero con la llegada de Parducci dejaron el bajo en sus manos y apostaron por meter más poder guitarrero.
El concepto sobre el que se cimenta Satori es el ‘grunge’. De esta base parten los integrantes para adentrarse en el power hard rock; aunque reconocen que manejan una mezcla de estilos y caminan por la vereda del rock alternativo más actual. Los que han seguido su trayectoria ven ahora a la banda mucho más madura, agresiva y compacta, tocan como si se tratara de un solo cuerpo y se percibe la cohesión sobre la tarima.
Satori es pura descarga emocional que se registra en temas como “Elefantes”, “Mi cuchillo”, “Vida y 1.000 demonios”. En esas canciones está la savia del grupo y su identidad con el rock; ahí yace la sustancia que se manifiesta de buena forma cuando tocan en vivo, porque de otra forma no es posible escucharlos.
La evolución los ha llevado a dejar en el pasado composiciones que ya no tocan y que desgraciadamente no están grabadas en ningún material discográfico. Esa es la deuda que tienen con sus seguidores y en eso están concentrados en este momento.
Luego del concierto del sábado 16 de agosto en el que compartirán escenario con Los Warros de Portoviejo, quienes por primera ocasión se presentarán en Guayaquil, Vírgenes Violadoras, 7 de Brillo, Zapatilla Corp y Víbora Julieta; se dedicarán a producir el disco que ya está estructurado, pero que por falta de dinero no han podido materializar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario